martes, 5 de marzo de 2013

RECORDANDO AMIGOS...

LA OTRA GÜERTA.




Me han dicho que se murió

hace poco Pepe el Manco;

y una tórtola que el nío

mu cerquica de su cuarto

hacía todos los años

anda diciendo en su canto

cosas que pasan arriba,

que no vemos dende abajo.




Y cuenta el animalíco

el susto que se llevó

cuando llegó ande San Pedro

y veréis lo que esfisó.

¡Si se le iban las manos,

que las dos recuperó,

viendo tantas angelícas

enseñando casi tó!



Se le abrieron los dos ojos

como dos malacatones

cuando en la puerta del cielo,

sentada tras dos cajones,

la Fona vendía tramusos,

cascaruja, garrofones,

higos chumbos ya pelaos

y tapas de michirones.



En un bancal bien hermoso

que había por allí cerca

estaba.. Pepe el Burriano!

con unas medias de seda,

recogiendo la cosecha

de las motos que plantó

cuando andaba por la tierra.



¿Dices que no? Pues ya lleva

recolectás, que se sepa,

vinticuatro Mobiletes,

quince Derbis, siete Vespas,

cinco Sanglas, diez Ducatis,

dos Bultacos, tres Lambretas…

y le están naciendo ahora

hasta motos japonesas.



Se tuvo que echar al suelo

una panzá de las güenas

porque le pasó rozando

el Tío Fulgencio, el Güertas,

que si se escuida le quita

los pelos de la cabeza,

repartiendo caramelos

dende lo alto una avioneta.



Y pa que te cuento más…

si fue mirar pa los laos

y toparse con “El Rey”,

que estaba allí contratao

de Tabernero Mayor,

echándole un anisao

revuelto con vino viejo

a cada recién llegao.



Allí estaba José el Rati

cavando un bancal de pavas;

Francisco el Turro sentao

en la puerta de la casa;

allí se encontró al Talento

con Juanito Valderrama

cantándole por fandangos,

soleás y sevillanas.



El Montoro, Veintiundedos,

el padre de los Chalecos,

la Pulía, mejorá de la caéza,

Ramón Sánchez, El Torero,

toreando por naturales

a un toro berrendo en negro;

y aplaudiendo en la barrera

tós los que faltan del pueblo.



Pa qué seguir? Se encontró

tanta gente de la buena

que no sabe a ciencia cierta

si volverse pa la tierra

u quedarse donde está.

Porque una cosa es bien cierta:



Arriba estarán los cielos,

pero la Gloria… ¡en la Güerta!


              







El Esparragal, a 12 de abril de 2006.

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